Dios quiere que tengamos abundancia

“Conversaciones sobre Dios” es una serie de entrevistas en las que no solo estudiamos a Dios, sino también los distintos caminos que conducen a Él. Buscamos una mejor comprensión de las enseñanzas que viven entre nosotros para incorporar más a Dios en nuestras vidas cotidianas.  Esta es la tercera parte de la serie de tres entrevistas con el Padre Allan Figueroa Deck.  ¿Te perdiste la segunda parte? La puedes encontrar aquí. En esta entrevista, el Padre Deck y yo conversamos sobre la abundancia, nuestro derecho a ella, porque algunas veces le tememos, y como podemos estar en relación con algo que Dios si quiere que tengamos.

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Si prefieres leer los puntos principales de nuestra entrevista, aquí están para ti:

¿Quiere Dios que tengamos abundancia?

  • Mira alrededor todo lo que nos ha dado Dios. La Iglesia nos enseña que los bienes materiales son para el bien común.
  • Nosotros tenemos que cuidar de la abundancia con inteligencia y así contribuimos a la producción de la abundancia.
  • Debemos trabajar con Dios y ser co-creadores con Él del mundo en que vivimos. Esto lo hacemos a través del trabajo, la labor humana.
  • La labor humana da mucha dignidad al ser humano. Las personas participamos con Dios en la creación de cosas útiles para contribuir al bienestar de nuestras familias y del mundo en general.

¿Cómo debemos usar nuestra abundancia?

  • Es cierto que Jesucristo dijo que era muy difícil que el hombre rico entre en el Reino de los Cielos porque es posible que ese hombre rico le dé más importancia a la posesión que al uso caritativo y justo de las cosas materiales. Tenemos que usar los bienes materiales de una forma justa y ser co-partícipes de la creación de riquezas.

¿Por qué hay muchas personas que le temen a la abundancia?

  • En cierto sentido deben temerle, porque podemos caer en la tentación de abusar de la abundancia. Abusamos del mundo que Dios nos dio, de la capacidad creativa que tenemos para hacer maldades, para volvernos avaros. O utilizamos las riquezas para matar  o menospreciar a otras personas.
  • La cuestión es cómo se usan los medios materiales que Dios nos ha dado para el bien común. Ese es el punto principal.
  • Se puede ser un cristiano comprometido y persona de negocios al mismo tiempo, pero depende de cómo esa persona maneja su negocio y qué hace con los bienes de riqueza.

¿Cómo debe ser nuestra relación con la abundancia?

  • Está bien gozar y experimentar la abundancia en la vida, la prosperidad o como lo quieras llamar. Pero si eso nos lleva a olvidarnos de Dios o del prójimo, entonces no sirve. Tenemos que ser pobres aun siendo materialmente ricos, en el sentido de la pobreza evangélica que es depender de Dios.
  • No se debe pensar que porque uno es rico o tiene muchas influencias, uno se vuelve superior a los demás. No debemos olvidar a Dios ni al prójimo. Dios nos dice que ames a Dios y a tu prójimo. Ellos no son solo los que tienes alrededor sino los que son diferentes a ti, los que hablan un idioma distinto, o tienen diferente religión. Dios ama a todos, y debemos ser como Él.
  • “Al que más se le ha dado, más se le exige”. Mientras más abundante seas, más obligado estás a contribuir en la co-creación con Dios. A veces el proceso de ir mejorando socioeconómicamente, desgraciadamentenos aparta de Dios en vez de acercarnos a Él.